Con su «manera de cantar llorando, un quejío inigualable», como la describió Joaquín Sabina, la cantante nacida en Costa Rica pero que había adoptado a México como su patria, murió el 5 de agosto de 2012. Su trayectoria estuvo marcada por la rebeldía, los excesos y la firme decisión de vivir en libertad y sin prejuicios.